Historia

ESCUELA PARTICULAR INCORPORADA N° 1019

INSTITUTO “NUESTRA SEÑORA DEL HUERTO”

ESPERANZA – SANTA FE

Como nace la devoción de Nuestra Señora del Huerto

En 1493, Génova (Italia), es azotada por una gravísima epidemia. Chiavari, una ciudad cercana también sufre las consecuencias de ese flagelo.

Una piadosa mujer, llamada María Quercio, a la que llamaban Turquina, en un acto de fe, acude a la Madre de Dios,

pidiéndole su protección y le promete una señal de público reconocimiento si permanecía inmune al flagelo del cólera.

María escucha su ruego, Turquina no es alcanzada por el cólera y cumple su promesa. Manda pintar la imagen de la Virgen con el niño Jesús en sus brazos en actitud de bendecir a quien la invoque y la visite en el lugar: Confió la tarea al pintor Benito Borzone, quien pintó un hermoso cuadro en el muro de un huerto que era propiedad del Capitán de Chiavari. De allí tomó el nombre de Virgen del Huerto.

La bella imagen atrajo la atención del pueblo y de todos los viajeros que pasaban por el lugar. En poco tiempo suscitó una gran devoción. Los prodigios y milagros se suceden entre los devotos. El más notable, fue la aparición de la Virgen en medio de un gran resplandor que se acercaba, acompañada por dos antorchas sostenidas por espíritus invisibles, hacia un hombre llamado Sebastián Descalzo.

A partir de allí se multiplicaron las visitas al huerto que se transforma en un santuario. Esto sucedía el 2 de julio del año 1610.

El 7 de marzo de 1643 la Virgen del Huerto fue declarada patrona de la ciudad y el distrito de Chiavari. El 8 de septiembre de 1969 la sagrada imagen fue coronada solemnemente.

Así la imagen de la virgen pintada en un muro fue creciendo en devoción transformándose en santuario, capilla, catedral, hasta que en 1904 el Santuario Catedral de Chiavari fue elevado por Pio X a la dignidad de Basílica menor pontificia.

 

San Antonio María Gianelli

 

Padre fundador de la Congregación: “Hijas de María Santísima del Huerto”

 

San Antonio María Gianelli nace el 12 de abril de 1789 en Italia, en Cerreta, en la provincia de La Spezia. La suya era una familia de campesinos la cual lo forma en una vida simple, esencial, austera, y lo ayuda a abrirse a los valores auténticos, a una vida genuina.

Aprende a amar el trabajo que procura el pan, y también a compartirlo con quien pasa necesidad. Desde pequeño, en su familia aprende que todos estamos llamados a ser santos, que todos podemos llegar a serlo si lo queremos, y que el camino hacia la santidad se recorre en lo cotidiano. Este mismo estilo de vida exigirá más tarde a sus «Hijas espirituales».

Inicia sus estudios bajo la guía del Párroco (a 5 km. de su casa). Hasta los 18 años su vida transcurre entre el estudio, la oración, el catecismo, el trabajo y las obras de caridad. Con la ayuda de una rica señora de Génova, propietaria de los terrenos cultivados por sus padres, entra en el seminario de Génova.

Fue ordenado Sacerdote en mayo de 1812.

Como Sacerdote y profesor de retórica, transcurre sus primeros años de sacerdocio trabajando intensamente y preocupándose especialmente por la buena formación de los jóvenes sacerdotes.

En Chiavari, es el sacerdote para todos, atento a las necesidades de los últimos: sea de sus necesidades materiales como de aquellas espirituales. En estos años de servicio la caridad lo lleva a pensar en grande.

A todo y a todos quisiera dar una respuesta. Por esto busca colaboradores: allí donde él no llega pueden llegar otros y así, de esta urgencia interior, de este celo pastoral por su rebaño, hemos nacido nosotras, Hijas de María Santísima del Huerto; nombre que nos ha sido dado porque hemos sido fundadas a la sombra del Santuario de Chiavari.

Gianelli afirma que su único modelo es Jesús, Buen Pastor, y Él mismo lo ha sido como Sacerdote, Fundador y Obispo. Fue nombrado Obispo de Bobbio, el 6 de mayo de 1838.

Consumado por las fatigas apostólicas, más que por la enfermedad, muere en Piacenza el 7 de junio de 1846, tan pobre que no tenía dinero ni siquiera para los gastos de la sepultura.

 

Beata María Crescencia: La Violeta del Huerto

La Hna. María Crescencia Pérez fue conocida como “Sor Dulzura” por la entrega con que dedicó su vida a los enfermos. Hermana de las Hijas de María Santísima del Huerto, sus restos descansan, incorruptos, en la capilla del Colegio de la Ciudad de Pergamino. Fue proclamada Beata el 17 de noviembre de 2012.

En Buenos Aires, el 17 de agosto de 1897 nació María Angélica Pérez, quinta hija de inmigrantes españoles. Al igual que sus once hermanos, fue criada en un ámbito de fe, rezos diarios del Rosario y visitas a misa cada domingo, sin importar lo lejos que estuvieran de la Iglesia. Tuvo un ejemplo de sacrificio y de servicio a los demás.

En 1907, junto a una de sus hermanas, María Angélica ingresó como interna al “Hogar de Jesús”, una institución educativa de Pergamino que estaba a cargo de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora del Huerto.

En septiembre de 1916, María Angélica Pérez cambió su nombre, según costumbre de la época, por el de María Crescencia, en honor del santo mártir Crescencio, cuyas reliquias fueron colocadas en el altar mayor.

En septiembre de 1918 la Hna. Crescencia hizo su Profesión Religiosa, que renovó por seis años hasta que, el 12 de enero de 1924 emitió su Profesión Perpetua.

Los enfermos fueron su causa: en diciembre de 1924, es trasladada al Hospital Marítimo de Mar del Plata. A partir de esta tarea su compromiso, su sentido del deber y del amor al prójimo la colocarían en otro lugar.

En febrero de 1928 su salud comenzó a deteriorarse por lo que sus superiores decidieron, para cuidarla, trasladarla a otro lugar donde el clima la ayudara en su recuperación, Pergamino.

El 8 de marzo de 1928, Crescencia llega a la comunidad de Vallenar, Chile, localidad que había sufrido una fuerte epidemia y un terremoto, para entregar su amor y a dar todo en pos de una comunidad tan necesitada. Pero ella ya estaba enferma y no se le permitía estar en contacto con los pacientes, por lo que era la responsable de la farmacia, de la cocina y de la dieta de cada paciente internado. Además, se ocupaba de la capilla del hospital, de la dirección del coro y de dar clases de catequesis.

En 1930 contrajo bronconeumonía y agravo así su estado de salud. Meses después fue diagnosticada con tuberculosis pulmonar.

En 1931, viajó a la localidad de Quillota, a la Congregación de las Hermanas del Huerto, una casa para realizar ejercicios espirituales. Pero finalmente es internada en el Hospital de Freirina bajo estrictas condiciones de aislamiento permaneciendo en absoluta soledad.

Tras meses de dolor y sufrimiento, la Hermana María Crescencia falleció un 20 de mayo de 1932, a los 34 años de edad.

Escritos de la época dicen que la Hermana Crescencia, en momentos antes de su muerte, tuvo en visión la visita de San Antonio María Gianelli. Además, momentos antes de su partida, y desde el cuadro de la Virgen del Huerto, vio cómo María la bendecía y le entregaba al Niño Jesús. Las Hermanas que estaban en ese momento acompañándola, veían cómo ella alzaba los brazos queriendo abrazar y recibir al Niño Jesús.

En su agonía pidió a las Hermanas que rezaran al Sagrado Corazón de Jesús, cuya imagen estaba colocada frente a la cama. Fue el mismo Señor quien le hizo sentir su presencia divina y misericordiosa y la impulsó a repetir las palabras que Él mismo le enseñó: “Corazón de Jesús, por los sufrimientos de tu Divino Corazón, ten misericordia de nosotros”.